15 Jul El riesgo regulatorio, máxima preocupación para 4 de cada 10 líderes empresariales en Europa
El riesgo regulatorio se ha convertido en la principal preocupación para los empresarios en el marco europeo, un dato que resulta totalmente razonable si tenemos en cuenta que el entorno normativo para las empresas no deja de cambiar. A día de hoy, a ningún alto cargo del mundo societario se le escapa que vivimos tiempos de incertidumbre en lo que a la regulación de compañías se refiere: en el caso de España, surgen nuevas obligaciones que se suman a las que emanan de la normativa comunitaria.
Como resultado, 4 de cada 10 líderes empresariales europeos consideran que el riesgo regulatorio es el mayor desafío para sus compañías. Son datos que emanan del informe Risk Landscape 2024, lanzado por la consultora BDO. En concreto, el riesgo normativo subió 14 puestos, hasta el número uno, convirtiéndose en una preocupación importante para el 37 % de los encuestados, frente a solo el 7 % del pasado 2023.
De este estudio se desprende que la velocidad y la incertidumbre de los cambios regulatorios está generando una presión sin precedentes en las compañías europeas de todos los sectores que, con frecuencia, se ven obligadas a gestionar la integración al mismo tiempo de nuevas regulaciones, sin disponer de tiempo suficiente para planificar de una forma ordenada su implementación.
Es el caso, por ejemplo, de las nuevas regulaciones sobre sostenibilidad o Inteligencia Artificial, que suponen un reto para el tejido empresarial, ya que traen de la mano grandes cambios que afectan de forma transversal a todos los sectores empresariales, obligados a adaptarse rápidamente.
Además, el informe habla sobre la incidencia de la incertidumbre política de cara a la planificación de las compañías a largo plazo, y ello porque los cambios de gobierno pueden traer consigo nuevas regulaciones o incluso archivar las vigentes. Las tensiones geopolíticas y los problemas en las cadenas de suministro son otras de las grandes preocupaciones de los empresarios.
Estas son otras conclusiones relevantes del estudio:
- Las tensiones geopolíticas suben tres puestos hasta el tercero, citado por el 26 % de los encuestados.
- El ciberriesgo cae al quinto puesto, citado por el 24 % de los encuestados.
- El riesgo medioambiental ha caído al noveno puesto, a pesar de ser el riesgo para el que los líderes empresariales dijeron estar menos preparados en 2023.
Pérdida de oportunidades de crecimiento
Una de las consecuencias de esta percepción del riesgo regulatorio es que muchos líderes tienden a adoptar una mentalidad de riesgo más conservadora: los empresarios son más cautos a la hora de tomar decisiones que impliquen un cambio y a pensárselo dos veces antes de explotar vías de crecimiento, como resultado de una mentalidad cautelosa y menos positiva, fruto precisamente de la incertidumbre normativa.
En concreto, la predisposición a afrontar riesgos con una mentalidad positiva y a valorar posibles nuevas vías de crecimiento como oportunidades competitivas ha pasado de un 18 % en 2023 a un 8 % en 2024. Respecto a la gestión proactiva de estos riesgos, también se ha visto reducida a un 58 % frente al 70 % del informe del pasado año.
Esta situación, según concluye el informe, puede llevar a las empresas a perder oportunidades de crecimiento a medida que las condiciones mejoren. Por eso “resulta esencial adoptar un enfoque proactivo y dinámico en la gestión del riesgo, buscando oportunidades y ventajas competitivas que permitan a las compañías prosperar en tiempos disruptivos.”
No solo nos enfrentamos a una menor predisposición a asumir riesgos: el elevado ritmo con el que emanan nuevas normativas que es necesario asumir provoca que no quede tiempo para otras tareas, entre ellas, explorar otras vías de crecimiento.
De este modo, las empresas valoran de forma más negativa su capacidad para afrontar nuevos riesgos, y esto se debe a que cada vez que una empresa asume un cambio normativo, surge otro nuevo al que es necesario adaptarse. En definitiva, resulta cada vez más complicado ponerse al día a nivel regulatorio, y esta carrera constante deja poco espacio para lo demás, incluyendo la planificación de estrategias de crecimiento y expansión.
La incertidumbre no ayuda: la normativa sobre determinadas áreas de negocio puede cambiar rápidamente, lo que puede suponer realizar esfuerzos que dejen de resultar viables y/o rentables debido a esos giros normativos. En España, un buen ejemplo es el del sector inmobiliario.
La importancia de contar con un partner de confianza en compliance o cumplimento normativo
Estudios como el que hoy comentamos sirven para poner cifras a una tendencia que cualquier empresario puede constatar con facilidad: es evidente que la presión regulatoria ha ido en aumento, especialmente a raíz de la pandemia por Covid-19 y todas sus consecuencias y cambios regulatorios posteriores.
No solo aparecen nuevas normas dedicadas a afrontar los momentos de crisis, sino también nuevas obligaciones relacionadas con la protección de los derechos de los trabajadores en ámbitos como la igualdad de trato o la no discriminación, entre otras muchas cosas. Sostenibilidad, factura electrónica, protección del informante… son otras áreas de novedades normativas en España.
Desde el punto de vista laboral, aparece un nuevo reto en forma de reducción de la jornada de trabajo, a lo que se suman nuevas formas de incorporar a estudiantes en prácticas a la empresa. La creciente tendencia judicial a aceptar indemnizaciones por despido improcedente de importes de cuantía superior a la legal es otro nuevo riesgo al que deben hacer frente las empresas españolas en el marco regulatorio nacional.
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