Aumentan los ciberdelitos y la Fiscalía advierte: perseguirlos es cada vez más complicado

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Aumentan los ciberdelitos y la Fiscalía advierte: perseguirlos es cada vez más complicado

Sin duda uno de los grandes retos para las empresas en pleno siglo XXI es protegerse frente a posibles ciberdelitos. Toda precaución es poca para evitar ataques que pueda suponer un daño económico y reputacional para cualquier negocio, especialmente teniendo en cuenta que, una vez sufrido un ataque, no es fácil evitar sus efectos nocivos o lograr una respuesta que permita resarcir el daño por parte de la justicia. Lo mismo se aplica a los delitos unformáticos que afecten a personas físicas, ya sea por los daños económicos inherentes a ellos, o de cualquier otro tipo.

Las causas de esta dificultad a la hora de perseguir y castigar ciberdelitos son muchas: a veces simplemente resulta imposible encontrar al autor y otras veces fallan las leyes, en gran parte debido a su falta de adaptación a este tipo de ilícitos o al carácter internacional de estos delitos.

Uno de los mejores termómetros para medir la incidencia de los ciberdelitos en España es la Memoria Anual de la Fiscalía General del Estado. Según la última de ellas, que se refiere al ejercicio 2023, se registraron un total de 23.486 procedimientos judiciales por ciberdelincuencia y 498 diligencias de investigación penal el pasado año. Analizamos estos datos y los retos que se presentan en el futuro. La conclusión es clara: la mejor herramienta es la protección y, en caso de daños, una actuación policial y legal eficaz y rápida.

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Alza de los ciberdelitos en España: faltan medios para responder a este nuevo reto

Tal y como asegura la Memoria de la Fiscalía, “precisamente uno de los efectos perversos que se están derivando de esta evolución tecnológica es el aprovechamiento de las TIC con finalidades criminales, circunstancia que está generando un claro desplazamiento de la actividad delictiva al entono virtual”.

Así, es significativo que el último informe sobre evolución de la delincuencia en España, publicado por el Ministerio del Interior, cifre en el 16,1 % la incidencia de la ciberdelincuencia en el conjunto de la actividad delictiva en nuestro país, lo que implica un incremento en más de 6 puntos respecto del índice del 9,9 % obtenido por igual concepto en el año 2019 y es reflejo del crecimiento en un 72 % en el volumen de ilícitos de esta naturaleza entre ambos periodos anuales.

A ello responde igualmente la preocupación generada a nivel mundial por la gravedad y frecuencia de los ataques de ransomware, particularmente en los sectores sanitario, financiero y educativo, o de los ataques a IoT (Internet of Things) y también por la progresiva utilización de criptomonedas u otros instrumentos de pago distintos del efectivo con objetivos fraudulentos, “actuaciones criminales que en uno y otro caso están generando cuantiosísimos perjuicios económicos”.

Ello sin olvidar el peligroso repunte constatado a nivel mundial en las agresiones online contra bienes jurídicos especialmente sensibles, como la libertad sexual de los menores.

A pesar de este aumento del número de ciberdelitos, la cifra de delitos investigados por los fiscales en este ámbito descendió en un 4,61 % con respecto a 2022 en cuanto al volumen de procedimientos judiciales iniciados. A ello se le suma un incremento de más de un cien por cien en el número de diligencias de investigación penal.

La explicación es que muchas de las investigaciones iniciadas por la Policía en materia de ciberdelincuencia no son remitidas a los órganos judiciales ni a la fiscalía porque en muchos casos “es imposible identificar a los autores”, ocultos tras el anonimato. Ademas, desde la Fiscalía se denuncia una falta de medios, en concreto, “las carencias de las aplicaciones informáticas en las que se registran las denuncias, atestados o actuaciones de cualquier tipo relativas a presuntos ciberdelitos que llegan a conocimiento de los órganos de la jurisdicción penal”.

Estafas y defraudaciones, los ciberdelitos más frecuentes

Al igual que en años precedentes, el volumen más elevado de procedimientos judiciales por ciberdelitos corresponde a la categoría de estafas y defraudaciones, que alcanzaron la cifra de 20.111, un 81,68 % del total de los registrados en el año entre los que abarca la competencia de la especialidad.

Esta situación de preeminencia se viene constando año a año, y se va consolidando progresivamente, al elevarse en cada periodo anual dicho porcentaje. Es revelador que el indicador resultante de dicha comparación, que en el año 2019 fue del 65,52 %, se haya elevado al 72,43 % en el año 2020 y al 75,50 % en 2021 hasta alcanzar la cifra de 81,68 % en 2022.

Por su parte, los datos que ofrece el Ministerio del Interior reflejan también cifras muy elevadas en referencia a las investigaciones policiales por actividades online de carácter defraudatorio que, en su comparación con el conjunto de delitos cometidos en el entorno virtual, ofrecen índices del 89,56 % y 87,40 % respectivamente en los años 2020 y 2021 y del 89,68 % en el periodo anual al que se refiere la Memoria.

Junto a las estafas tradicionales -que se califican como informáticas debido al uso de elementos informáticos para cometerlas- se incluyen también en este apartado los denominados fraudes informáticos, es decir, acciones consistentes en manipular datos o sistemas informáticos para provocar un desplazamiento patrimonial no autorizado en perjuicio de otro. También todo el abanico de combinaciones entre engaño y manipulación informática, así como las conductas relacionadas con la utilización fraudulenta de medios de pago distintos del efectivo.

También abundan cada vez más las estafas consientes en ofrecer ofertas de inversión con las que los delincuentes intentan atraer a sus futuras víctimas simulando sólidas garantías de seguridad y una alta rentabilidad, y para cuya contratación se exige normalmente la utilización de plataformas online y, en muchas ocasiones, que la operación se lleve a efecto en criptomonedas. “Las dificultades que ofrece la trazabilidad de los criptovalores en la blockchain y la identificación de quienes operan en ella añade una especial complejidad técnica a este tipo de investigaciones cada vez más numerosas.”

La prevención, la mejor herramienta frente a los ciberdelitos

Con este panorama, y ante el hecho de que cada vez utilicemos la informática para más tareas en nuestras vidas, la prevención es siempre la mejor herramienta. Ante la duda, evita actuar y consulta de la manera que sea posible si la acción que estás pensando en llevar a cabo es verdaderamente segura.

Esto se aplica a ámbitos tan amplios como cualquier solicitud de información personal online, cualquier decisión de compra a través de Internet, tu respuesta a cualquier SMS o correo electrónico sospechoso, cualquier oferta de inversión que se escape de la lógica del mercado… Ten en cuenta que, muchas veces, los medios de comisión de ciberestafas y otros ciberdelitos resultan muy sofisticados y pueden parecer seguros a simple vista.

Son algunas las precauciones que puedes tomar para evitar ser víctima de un ciberdelito:

  • No entregues tu contraseña ni cualquier tipo de dato personal a nadie, a no ser que tengas perfectamente claro que es seguro. Ante la duda, llama a la empresa o ponte en contacto con la persona física o jurídica que te solicite dicha información para comprobar que efectivamente es seguro. General, no se recomienda aportar datos confidenciales por correo electrónico, SMS o por teléfono.
  • Evita en la medida de lo posible conectarte a redes Wi-Fi públicas o no seguras. Mismo modo, es mejor evitar las terminales públicas de carga, así como conectar dispositivos desconocidos a tus equipos personales.
  • Consulta la letra pequeña de los permisos que firmas online al acceder a aplicaciones y demás herramientas informáticas, aunque esto suponga tiempo. Siempre puedes delegar esta tarea en tu equipo de abogados.
  • Mucho cuidado con tus interacciones a través de redes sociales, especialmente si se trata de comunicaciones con desconocidos o con personas con las que no tienes demasiada confianza.
  • Mantener actualizadas tus aplicaciones y sistemas operativos e instalar antivirus.
  • Si has sido víctima de algún ciberdelito, ponte en contacto rápidamente con la policía y con un abogado especializado que pueda ayudarte a tomar medidas cuanto antes. La rapidez suele ser clave en este tipo de procesos.

 



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